
Detente un segundo a pensar en lo siguiente ¿estás haciendo lo que realmente quieres hacer en la vida? ¿en qué va a ser distinto el mundo al que llegaste, del mundo que dejarás atrás? ¿si sigues actuando como hasta ahora, cuántas de las cosas que verdaderamente deseabas probar vas a perderte?
Estoy aquí para decirte que sí puedes, que creo en ti. No, no te conozco, pero sé algunas cosas.
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Piensa en la incontable cantidad de personas que desde los albores de la humanidad hasta ahora nacieron con la capacidad y el talento necesario para ser grandes emprendedores, pero que simplemente no tuvieron la suerte de nacer en una época y en un lugar en donde pudieran aprovechar esas potencialidades. Hoy en día, con las nuevas tecnologías y el Internet, prácticamente cualquiera puede lograrlo.
Es lógico que para alguien que ha venido haciendo las cosas de la misma manera los últimos diez, veinte o treinta años, la idea de comenzar un cambio profundo en el rumbo de su vida suene poco realista. A medida que envejecemos, vamos dejando de lado más y más metas por considerar que ya no somos lo bastante jóvenes o no tenemos el derecho ya de alcanzarlas. Pero la realidad es que, si naciste con lo que se necesita para emprender y tienes una pasión, aunque tengas setenta años, tienes posibilidades de lograr ese sueño.
Las personas suelen decirse a sí mismas que ya no pueden echar a andar una empresa, aprender baile o cambiar de profesión porque el tiempo se ha agotado. La realidad es que en el fondo lo hacen para no tener que lidiar con el hecho de que, hasta el último día de nuestras vidas útiles, somos responsables de nuestros actos, actitudes y logros. Usamos el tiempo como cualquier otro pretexto para evadir la responsabilidad sobre nosotros mismos. Pero como bien dice el dicho: mejor tarde que nunca.
No nos enfrasquemos en lo que nos impide alcanzar nuestras metas. ¿Que son difíciles de alcanzar? Todas las metas que valen la pena lo son; conseguir nuestros objetivos implica hacer un esfuerzo verdadero para enfocarnos una parte considerable del día.
¿Qué implicarán sacrificios y renuncia a otras cosas que disfrutas? Es muy probable, pero si te pesa renunciar a otras cosas es que no tienes tus prioridades claras.
¿Qué quizá tienes menos herramientas y facilidades que otros? Es muy cierto. Pero también es cierto que, si estás leyendo esto desde un dispositivo electrónico, existe un 99% de posibilidades estadísticas de que tengas al menos todas las herramientas que necesitas para comenzar a construir las demás que te hacen falta.
Hoy en día a nadie le interesa si tienes veinte, cuarenta o sesenta, si eres hombre o mujer, si tienes una discapacidad motriz o si perteneces a una o mil minorías. Si eres lo bastante bueno en tu trabajo, el mercado te tomará en cuenta y las oportunidades se abrirán para ti.
Por eso creo en ti. Y eso que sólo dispongo de un sencillo cálculo estadístico. Tú, que conoces mejor que nadie tus pasiones, tus fortalezas y tus áreas de oportunidad, tienes muchos más elementos que yo para darte cuenta de que sin importar nada, puedes lograr eso que te propones. Si, quizá alguna eventualidad o incluso la muerte (que puede venir de cualquier sitio) se interponga en tu camino y no logres concretar, pero no puedes vivir basando tus actos y tus actitudes en el peor de los panoramas. Y aún si pasara lo peor, lo más importante no son los logros concretos que alcanzas, sino la persona en la que te transformas cuando decides atreverte a alcanzarlos.
Hay muchas personas que están perfectamente bien en su zona de confort y han decidido vivir el resto de su existencia en ella. Muy respetable. De hecho, no tiene nada de malo, en realidad gracias a esas personas quienes tenemos otro tipo de aspiraciones tenemos la oportunidad de destacar. Lo que no está bien es que por dentro seas un emprendedor y por miedo o por desidia vivas la vida de una persona que está destinada a quedarse en su zona de confort. Si estás leyendo este artículo, si llegaste hasta el final conmigo, es porque algo dentro de ti te impulsa hacia delante.
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